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El Sexto Putin

 

"He visto cosas que vosotros no creerías...He visto cinco presidentes enterrados sin nombres y ahora veo al sexto revelarse contra la elite que lo puso en el mando..."

 Mi nombre es Iván Spasky, formé parte del equipo del doctor Zalenko en el laboratorio secreto llamado Zona 33, y hoy estoy pagando por ello.


Protocolo Zalenko


Vladimir Putin, había hecho más que méritos en el KGB cuando fue elegido para llevar los destinos de Rusia. Tenía el perfil y la preparación adecuada. Pero sobre todo la lealtad para con sus superiores. Entendía la responsabilidad de ser el elegido  y la fragilidad de la permanencia. 

Solo obedecer y ajustarse al plan le daría la continuidad en el poder. 


 Pocos sospecharían que había sido seleccionado por los mismos que eligieron a los líderes del otro bloque. Solo los más perspicaces entenderían que era el contrapoder para mantener el enfrentamiento, la división.


 Mientras, los planes se ejecutarían minuciosamente. 


Wagner Brahum, de apellido prusiano y aspecto eslavo, era el responsable de la Élite para la zona rusa.  Fue el encargado de poner en marcha el  protocolo "Zalenko", así se lo llamó. Era el máximo responsable de mantener al bloque ruso alineado con los planes globales.




- Estimado doctor Zalenko - Dijo Wagner en la videoconferencia- necesitamos tener dos o tres clones del señor Putin para utilizarlos en los acontecimientos que puedan ser de riesgo. Presentaciones en público donde la seguridad no pueda ser garantizada. 


Para nada sorprendió la petición a Zalenko, que más bien esperaba alguna situación parecida  hace años, aprovechó sin más los vientos favorables y su momento.


- Estimado Wagner necesito recursos, y tiempo.


- ¿Cuánto tiempo doctor? Demuestre que no hemos tirado el dinero con su investigación. Por los recursos no se preocupe, solo pídalos.


- Mínimo diez o doce meses para tener el primer clon disponible.


- De acuerdo, manténgame informado quincenalmente de los avances. 


La imagen de Wagner desapareció, la pantalla ocupaba casi una pared completa de la sala de reuniones.  Un logo incomprensible ocupó su lugar.


De esta manera el proyecto “Zalenko" cobró vida y autonomía. Los planes secretos cuanto menos te lo esperas se escapan de control. Lo cierto es que en poco tiempo había clones de diferentes edades, algo no previsto inicialmente. Tres años separaban a uno de otro ser creado. Todo por obra y decisión del mismísimo Zalenko.


Vi a Zalenko tomar decisiones que no le correspondían. ¿ Pero qué podía hacer? Hoy me pesan y me arrebatan lo más preciado.


 A mí me había encargado la protección y entrenamiento del Clon Nº6, el más joven. Nada de esto había trascendido fuera del laboratorio a los verdaderos jefes. Y Wagner era total desconocedor de esta situación como el resto de la Elite e incluido el KGB.




El Reemplazo.



Mientras todo transcurría en Rusia tal cual había sido planeado. Una imprevista enfermedad degenerativa fue localizada en Putin. El desenlace era inevitable. Sería rápido.


-Es una verdadera contrariedad, lo necesitamos para acabar nuestros planes. - dijo Wagner Brahum- Nadie puede concentrar el mismo poder e imagen, no tenemos tiempo ni forma de crear una alternativa. Solo la solución de cambiarlo por uno de sus clones. 

- Señor - dijo el médico que estaba justo al lado  de Zalenko- también sus clones han desarrollado la misma enfermedad, casi simultáneamente. 


- ¿Cómo puede ser ? No podremos sustituirlo ? - dijo Wagner 


  -  Los clones morirán con diferencias de días, tal vez horas- dijo uno de los médicos del equipo. 


 Zalenko hizo una seña de stop con la mano derecha, el médico cesó de hablar. Por unos segundos el silencio pareció eterno.  Fue Zalenko quien rompió el silencio y  dijo: 


-Estimado Wagner, en post de la investigación  el proyecto inicial fue ampliado. Y puede que tengamos la solución a este inesperado inconveniente.


- ¿Y se puede saber cómo lo hará ? - Interrumpió Wagner- ¿Acaso piensa resolverlo con un patético holograma ? 


- Tenemos más clones perfectamente entrenados con distintas edades, cada uno tiene unos tres años menos que el anterior. Así uno podría asegurarnos tres años más, luego podríamos volver a renovarlo. 


- Usted habla en serio ! ¿En nombre de quién usted ha tomado esas decisiones? - dijo Wagner elevando la voz y a punto de perder la compostura.


- En nombre de la ciencia estimado amigo- ahora Zalenko mostraba aires de superioridad, olvidando quiénes  detentaban el verdadero poder. 


-Usted es un chiflado, como la mayoría de los de su clase! -Gritó Wagner casi fuera de sí. 


- Yo lo veo de otra manera, más bien mi  curiosidad y estudio, hoy es su pasaporte a la solución. --Dijo Zalenko mientras mantenías sus ojos azules muy claros clavados en los de Wagner.


El silencio esta vez duró mucho más.


- Hablaré con los demás a ver si me autorizan a ello. Mientras cambiemos al Putin agonizante por el clon que teníamos preparado.


- ¿ Como vamos a cambiarlo? Aún no ha muerto el presidente señor- Dijo el médico 


- Ni lo hará, lo traeremos aquí para un control rutinario. y haremos el cambio.- sentenció Wagner


- El nuevo no vivirá mucho más- dijo Zalenko- correrá el mismo destino. 


- Nos dará tiempo para decidir qué hacer- dijo Wagner.




  Pasaron pocos días antes que se anunciara la cancelación de la agenda presidencial, para recuperarse de un fuerte estado gripal. 


 Unas 20 horas después, la Zona 33 estaba más frecuentada que de costumbre, se había reforzado la seguridad militar en el exterior. Quienes trabajamos dentro tuvimos que habituarnos a algunos controles extras, y nos preparábamos para pasar allí tal vez un par de días sin salir. Eso al menos nos había comunicado Zalenko.




Tres coches blindados llegaron a alta velocidad, Vladimir ingresó en el edificio con dos escoltas, los demás permanecieron fuera en sus coches. Zalenko y Yo fuimos quienes lo recibimos en el hall. 


- Buenos días señor presidente, el control no durará más de un par de horas.- Dijo Zalenko- sígame por favor.


Vladimir saludó con un gesto de cabeza sin decir palabra, cuando llegamos a los ascensores que nos llevarían al primer subsuelo, una situación provocó una cierta tensión. Zalenko le pidió a los escoltas que permanecieran en el hall , informándoles que no podían bajar a las instalaciones. 


Hubo un amago por parte de los custodios de imponer su fuerza bruta ante la medicina, pero Vladimir zanjó cualquier conato de tensión con un lapidario:


-Esperen aquí, solo serán unas horas. Estoy en las mejores manos con el mejor médico de nuestra gran Rusia.



En el primer subsuelo, muy iluminado, siempre desprendía un fuerte olor mezcla de romero, alcohol medicinal y alcanfor. Me inquietaba ese aroma, entre medicinal y esotérico. Allí nos aguardaban otros dos médicos que actuarían como ayudantes en los controles médicos. 


El presidente fue ayudado a desnudarse e introducirse en un aparato con forma de torpedo hermético, casi un traje a medida. Se asemejaba a un aparato para resonancias, con dos cristales a la altura de ambos lados del rostro.


- Solo serán diez minutos, la sensación no es muy agradable señor presidente, si esta más cómodo cierre los ojos.- dijo Zalenko intentando prepararlo.


-El presidente sonrió- Espero esto no sea un misil balístico con el que enviarme surcando los cielos a Crimea.


- No lo es, será un viaje mucho más relajado.



Diez minutos después, solo Zalenko y yo estábamos contemplando tras los cristales como el rostro de Putin se hacia cada vez menos visible. Una bruma inundaba el que ahora parecía un sarcófago futurista. A medida que se empañaban los cristales, la neblina desdibujaba la faz del presidente. Una hora duro aproximadamente el proceso de criogenización. Interminables minutos para mí en el que sentí que éramos los únicos dos testigos de un funeral de estado. 


Cada día me sentía mas incomodo con quién era mi superior en el laboratorio. El misil futurista, ahora traje metálico del que fuera presidente, era conducido al cuarto y ultimo subsuelo. Donde permanecerá hasta nuevo aviso. Hoy se, que yo no veré el futuro que a la capsula le espera.


No se cruzó el clon con el cuerpo de su padre celular, llego con prisas y ansias para vestirse con la ropa que había dejado el presidente. Lo hizo con calma ante nuestra presencia. Se miro frente a un espejo. Empavonado. Poderoso. Sabedor que había llegado su momento estelar, aquel que daba lógica y razón a toda su existencia. La suplantación de si mismo. 



Fui el encargado de acompañarlo hasta donde aguadaban sus escoltas, cuando las puertas del ascensor se  abrieron. Sin dudas el clon era el más tranquilo de los cuatro. El miedo estaba punto de paralizarme. Pero el nuevo Putin mostró los dos pulgares hacia arriba a los dos fornidos guardaespaldas. Y ellos sonrieron. A mí, el alma me volvió al cuerpo. 



 

 Poco disfruto el primer Clon de su rango presidencial, dos semanas después los mismos síntomas que su padre celular, lo retiraban del escenario político.


- Zalenko, el reemplazó de uno es inevitable.¿ Tiene a su versión mas joven preparada ? - decía Wagner con cierta resignación de haber perdido un pulso.


- Dos es tres años más joven, puede garantizarnos un tiempo extra. - expresaba Zalenco con toda la falsa sumisión del mundo, siendo consciente que había ganado su batalla particular. ¿Pero como hacemos para reemplazarlo? No va a querer venir aquí. El sabe que aquí reemplazamos a Vladimir.


-Wagner meditó unos segundos, tejiendo un plan con la velocidad que le daba la maldad ejercida durante años.-  Usted mande a su mejor hombre al hospital general para recibir al presidente dentro de seis horas. A media noche envié al clon "Dos" con mucha discreción en una ambulancia. Haremos el cambio allí entrará uno y saldrá "Dos" tres años rejuvenecido.

 

 Lamentablemente para Zalenko, su mejor hombre era Iván Spasky, es decir: "Yo mismo", me iba enredando cada vez más en esta trama un tanto siniestra. Y con cada paso incrementaba mi rechazo por Zalenko.


 Y así fue como en menos de tres semanas, tres seres idénticos ocuparían el rango presidencial.



Dos estaba destinado a ocupar el cargo no menos de dos o tres años, había podido lidiar con las sospechas de su esposa Lyudmila. Tal cual ella misma lo expresó fugazmente en una indiscreción.


- Lyudmila, Como es ser la esposa del hombre más poderoso de Rusia.- Le pregunto Olga Kranish ante las cámaras de la televisión.


- Una gran responsabilidad, pero para nada aburrido. Es como si cada tanto tuviera que conocerlo nuevamente. Como si todo él se renovara.- Lyudmila con esa frase había encendido todas las alarmas. No pasó desapercibida para Wagner. 


  Tampoco para mí, al oírla, sentí que todo el edificio de engaños podía venirse abajo por una frase imprudente. Pero ciertamente Lyudmila tenía mucho más temor que intenciones de dejar en evidencia a su marido, convencida de su sustitución.


Siete de Noviembre.


 Es un siete de noviembre cuando se conmemora la revolución de octubre. La fecha no es un error,  es esa cosa que tenemos los rusos de hacernos los diferentes y especiales. Como si fuéramos una especie de salvadores de la reserva moral. Creo que es algo que nos contagiaron Tolstoi y Dostoievski.


 San Petersburgo  estaba engalanada, intacta la belleza de los siglos pasados. Señorial y pausada.  Preparados todos para la gran fiesta, y el desfile. Habían pasado poco más de dos meses de las declaraciones de Lyudmila, cuando ella bajaba del helicóptero presidencial acompañando a su marido. Del helipuerto directos al palco. El desfile los esperaba en un  ambiente festivo, cargado de protocolos y dispositivos de seguridad. Apenas habían transcurrido tres meses de las desafortunadas declaraciones de la primera dama, pero ella estaba allí acompañando a su marido. Fuera quién fuera.


 Yo estaba absorto ante la televisión, esperaba el discurso que daba por iniciado el acto, cuando un disparo astillaba la madera tras el presidente y su mujer. La primera idea que se me vino a la cabeza, es que era Wagner intentando eliminar a Lyudmila para no poner en riesgo todo su operativo. Pero un segundo disparo dio de lleno en el cuerpo de Vladimir, quién cayó hacia atrás. Media docena de hombres rodearon a la pareja presidencial. Dos se llevaron a la primera dama. Cuatro asieron al presidente para llevarlo arrastras ya que no parecía estar en condiciones de caminar.


  Una cámara aérea mostraba a la gente correr despavorida hacia todas direcciones. Otro camarógrafo, mas sagaz, buscaba en los edificios cercanos los posibles orígenes de los disparos. Mientras el relator de la televisión oficial, se asemejaba a mas al comentarista del CSKA de Moscú en una final europea, que a uno de la televisión oficial ante un atentado contra la máxima autoridad del país.

Justo un instante antes que la transmisión se cortara Zalenko me llamaba para ordenarme ir inmediatamente al laboratorio. Mientras el presidente era evacuado rumbo al hospital, yo me dirigía al laboratorio. No se quién llegó antes a su destino, tampoco quien de los dos tenía más temor e incertidumbre.


Estaba llegando a la sala de reuniones. Zalenko y uno de los médicos ya estaban allí. Expectantes ante el muro de la pantalla oscura y silenciosa. Un sorbo al café humeante, y un trago de vodka, así repitió tres veces el rito Zalenko, nervioso y callado, hasta que Wagner resucitó en la pantalla. Nadie había pronunciado una palabra hasta ese momento. No había mucho que decir, solo esperar.


- Zalenko, tengo malas noticias-. dijo Wagner-


- ¿ Es grave? -. Preguntó Zalenko 


- Me temo que mortal. Los necesito allí con un nuevo reemplazo cuanto antes. 


- Tres tiene exactamente seis años menos que Vladimir, no se si no se notará mucho. No era su momento.


- Claro que no lo era ! Pero tendrá que serlo.- Sentenció Wagner- Lo maquillaremos, lo mantendremos unos días antes de salir del hospital. Saldrá maquillado, demacrado y se recuperará rápidamente. transcurrido un mes nadie habrá notado el cambio.


Sé que no debí intervenir, estaba solo en calidad de testigo, pero lo hice y me arrepiento aún.


- Lyudmila ya mostro su sospecha, además, dentro de unos meses el nuevo presidente tendrá seis años menos que el primer Vladimir. Se ira notando cada vez más la diferencia con una Lyudmila que no podrá hacerla rejuvenecer.


- ¿Usted es Spasky no?- por primera vez Wagner se dirigía a mí.


- Sí.


- Tiene usted razón, y actuaremos en consecuencia.


Se me hizo un nudo en la garganta e imaginé y descarté cien maneras de morir de Lyudmila hasta elegir una caída al vacío desde un balcón. -Porque no te mantendrás callado Iván.- repetí para mis adentros. -está incontinencia verbal solo te trae problemas-.



Mi viaje a San Petersburgo.


 Diez días estuve en San Petersburgo, ultimando el reemplazo del clon fallecido. Mientras un equipo que no me fue presentado, se encargaba de eliminar enfermeras y testigos inoportunos. Las cuestiones de estado son sangrientas desde Roma, nunca han cambiado. Seres descartables, como hoy lo soy Yo.



 Finalmente Vladimir salió del hospital, maquillado, con ojeras y aspecto de no estar totalmente recuperado. Debajo de esa máscara que desaparecería en días. Seis años menos lo separaban de su versión original. Su mujer había sido desplazada oportunamente a una Dacha  con la excusa de mantenerla a salvo de los peligros de la ciudad y los enemigos de su marido. Con ello Wagner la retiraba de las fotos oficiales, evitando cualquier comparación futura que dejara en evidencia  que ella envejecía y Vladimir no. Pronto le buscarían una nueva compañera más joven al presidente. Cuestión de estado.



    Yo algunas noches soñaba con un Vladimir congelado depositando flores sobre dos tumbas anónimas. Mientras, en una ventana que daba al cementerio, el cuarto presidente hacía el amor a tres con Lyudmila y su nueva compañera Natasha. Efímera lujuria, para vidas marcadas por la brevedad. 




El Bucle Roto.


El cuarto y el quinto presidente, fueron cambiados de manera silenciosa con espacio de dos años, para que lo saltos de edad no se notaran en demasía.  Así estaba Vladimir. Uno congelado en la Zona33, y el que presidía detenido en el tiempo como el mismo Dorian Gray. Los otros tan olvidados como Lyudmila. Pero ellos no en un Dacha, si no en unas tumbas con lápidas falaces y mentirosas.  


El tiempo no pasaba para el presidente, al menos no para su cuerpo como para el resto de mandatarios internacionales. La prensa mundial no parecía notarlo, solo hacía chanzas sobre su estado atlético y su virilidad. 



Pero entonces llegó el sexto Putin, aquel que yo había cuidado, mimado, entrenado. Hablaba cinco idiomas, conocía los entremeses de la historia mundial. Tenía una libido superior a los anteriores, lo cual nos obligaba a seleccionar mujeres de los más variopintos burdeles de Ucrania, Bielorrusia y otros países cercanos. Mujeres anónimas que nadie buscaría tras su desaparición. Aquellas que sé pudieran descartar, de la misma manera que lo estoy siendo yo en este momento que les cuento esto. 

 

- Iván, yo no soy un robot, ni siquiera una réplica- Esto me dijo el último Putin cuando le comunicaron que había llegado su momento estelar- Puede que provenga de una célula y no del vientre de una mujer. Pero nada le debo Yo a Zalenko, ni al laboratorio. Nada le debo a Wagner ni a la corte de mafiosos inmortales que los rodea. Si acaso te debo a Ti algo por tu buen trato y dedicación. Aunque se que lo has hecho por ti, no por mí. Nada le debo a nadie y ahora que soy quien gobierna yo haré las cosas a mi manera. 

 

Esta fue la última vez que se dirigió a mí. 


Pero peor fue su encuentro con Wagner luego de tomar el poder:


- Vladimir —le dijo Wagner—, tu deber es obedecer el plan.

El clon lo miró fijo, sin pestañear.


- No soy tu criatura. No soy una réplica. Puede que haya nacido en un tubo de ensayo, pero soy más hombre que tú y toda tu logia.


- ¡Cállate! —Wagner levantó la mano como si pudiera borrar su rebeldía con un gesto.


- No. —El sexto sonrió—. Hoy empieza mi gobierno. Y será a mi manera.


Por eso hoy os digo: 


“ Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Vi reemplazar y enterrar seis veces el mismo hombre. Vi a Zalenko desafiar las órdenes y crear clones de distintas edades. Vi a esos monstruos planificar guerras y catástrofes.

Vi a Lyudmila  ser apartada de su marido para no dejar en evidencia que Vladimir jamás envejecía y ella sí. Vi arrojar del balcón a científicos que se negaban a participar en ensayos, a cineastas desaparecer sin dejar rastros por negarse a al fraude de la farsa espacial. 


 Y hoy aquí, agonizando, bajo el veneno ruso, tantas veces usado para acabar con los disidentes,  me pregunto: ¿ Como acabará  la vida del Clon seis?. Hoy me han arrebatado todo, como a uno más de los descartados en está terrible historia.


 Me duele saber que todos esos momentos que relato, se perderán en el tiempo cómo las lágrimas bajo la lluvia. 


( Este cuento hace un uso libre de un párrafo de la película Blade Runner )









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