Compartía mesa con unos amigos entrañables, compatriotas, misma cultura, misma
crianza, casi los mismos gustos, parecidas vivencias, familias similares y un
extracto social parecido. Pero ante los mismos hechos de actualidad veíamos
cosas completamente diferentes. Y entonces me/les pregunté: ¿Cómo puede ser
que veamos algo tan distinto? Nos queremos tanto, valoramos tanto la
amistad que ni siquiera da para defender posturas antagónicas o diferentes,
pero todos en la mesa éramos lo suficientemente analíticos para preguntarnos ¿Por
qué?
Esa pregunta me ha perseguido estos últimos años y he intentado entender y
deconstruir cuál era la estructura del pensamiento que daba distinta
interpretación a los mismos hechos. Así fui de descartando motivos sociales y
cultuales. No era la educación, ni las vivencias, ni la inteligencia… Entonces,
¿Qué era?
¿Un hecho es una realidad? Si ante el mismo hecho veíamos realidades
diferentes, entonces es obvio que no. En ese momento pensé que había tantas
realidades posibles como observadores, como diría Sheldon Cooper. ¿En
qué universo sucede esto? Sucede en el universo del observador, pero… ¿Y
si no hubiera observadores?
Todo parece indicar que la realidad es una construcción individual y
personal, determinada por nuestra manera de decodificar las percepciones, pero
este mundo visible… ¿Es la totalidad de lo que existe? ¿O es sólo una parte?
¿Cuáles son los elementos que intervienen en la decodificación de los
estímulos de los seres humanos? Nuestros cincos sentidos, con sus limitaciones,
decodifican una parte de lo que allí afuera hay, pero que no podamos escuchar
registro de sonidos que los animales sí escuchan, indica que nuestros sentidos
son limitados. Que no podamos percibir todos los mismos aromas y sabores,
también. O más complejo aún, puede que haya un mundo que nuestros sentidos no
puedan percibir conviviendo con nuestra visión limitada. De hecho, sabemos que
sí lo hay.
Por lo tanto, todo parece indicar que el individuo crea la realidad con dos
herramientas: su cuerpo y su mente. Pero… ¿Esto responde a las diferencias
abismales de interpretación? ¿O algo nos falta en la ecuación? Algo que se
han empeñado en anular las sociedades modernas.
Siento en este análisis lo mismo que cuando me hablan del calentamiento
global, y me sacan de la ecuación el sol, sus ciclos, y los ciclos orbitales de
Milankovich, algo falta en la ecuación para la interpretación y es que el ser
humano es mucho más que cuerpo y mente, es un ser espiritual, que siente y
trasciende. Sin duda mi afirmación será controversial para muchos, pero siento que es así, más allá de lo que puede indicar un simple análisis
intelectual. Creo que la humanidad lleva siglos descuidando la espiritualidad,
entregados al cuerpo y la mente, nos han convencido de que todo termina allí.
Pero en estos tiempos complicados algunos hemos sentido diferente y es algo que
no podemos explicar desde los sentidos y la racionalidad.
Algunos hemos visto otra realidad y a pesar de pensar diferente, hemos
sentido parecido. Luego de todo este derrotero por el cuerpo y la mente, he
creído entender que la diferencia radica en que hemos priorizado el sentir al
intelecto.
Quiero terminar este articulo invitando a todos los lectores a conectar con
su Yo interior. Hay muchos caminos para ello y cada uno debe recorrer el suyo. Sin
conexión con la espiritualidad somos seres incompletos.
Oscar me gusta tu manera de pensar. Todos los caminos no son iguales. Pavimentos distintos, tierra, agua, aire y no todos los caminos conducen a Roma. Para eso están los gustos y los peregrinos que lleguen a su destino, sabrán como fue. No todas las piedras son iguales y hay varias que se vuelven a repetir. Sin embargo seguiremos preguntando a qué vinimos y a dónde vamos.
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