“ El Oráculo ni oculta ni revela la verdad, solo la insinúa”
HERACLITO , Siglo VI AC
Delfos está lleno de misterios, pero de todas las preguntas que a Luis se le venían a la mente, la más mundana era la que le atormentaba. El llegaba a duras penas a lo más alto del recinto arquitectónico del santuario, agitado ( a pesar del buen estado físico ) y haciendo paradas para reponerse. Y cuando pensaba que en la cima solo encontraría un lugar de descanso, lo sorprendía un verdadero complejo deportivo donde los visitantes pasaban parte sus días compitiendo. Entonces la pregunta era más que obligada, con que fuerza iban a competir los atletas luego de semejante escalada?
La equivalencia que Luis visualizaba , era la de unos alpinistas que debían disputar un partido de fútbol luego de hacer cumbre en el Aconcagua, un reto físico casi inalcanzable.
Era evidente que el estado físico de los griegos, curtidos en mil batallas, los mismos que construían los templos lejos de la ciudad, en el Monte más altos para acudir a diario en largos paseos, aquellos que levantaban pesados escudos durante las guerras. No eran hombres comunes, eran poco menos que semidioses. No inventaron las olimpiadas, ella acudió a ellos como un verdadero homenaje a su fortaleza y destreza.
Ese misterio dentro de los misterios, era el que más sorprendió a Luis. Toda la parafernalia religiosa, mística y fabulosa de Delfos quedó al desnudo, a pesar del esfuerzo de la guía en embaucarlo como al resto de los visitantes, con el mismo énfasis que los libros de historia.
Delfos era la construcción de un centro de poder , Delfos era el Google analógico de aquella sociedad, era la creación de una mente brillante, un acto de magia más con el que engañar a los humanos, un centro de información, un nido de espías, ideado y puesto en marcha por una inteligencia casi inhumana, una verdadera maravilla de psicología social.
El culto a Delfos en ese lugar convivía con el culto a Dionisio, fiestas, vinos y bacanales eran la antesala de la consulta al oráculo. Mientras los visitantes esperaban semanas su turno para el encuentro con las pitonisas, disfrutaban de los placeres más mundanos.
Cada ciudad estado tenía en Delfos su espacio asignado, unas construcciones pomposas que representaban los monumentos más importantes de cada una de las metrópolis, llenas de tesoros y a su vez servían de alojamiento para los ilustres visitantes. Nobles ciudadanos que disfrutaban de las fiestas interminables en honor a Dionisio mientras aguardaban pacientemente su turno para la consulta.
Mientras, los sacerdotes recibían y cuidaban de los visitantes, en charlas informales recogían información de lo que se cocinaba en cada ciudad, temores, ambiciones, guerras actuales y futuras, conflictos, conspiraciones y familias enfrentadas por el poder. Cuando no alcanzaba el día para la labor de inteligencia militar, por la noche el vino y sus efluvios haría el resto, entre copas y mujeres la información fluía hasta límites insospechados, no tenemos Constancia que las sacerdotisas nocturnas de Dionisio hayan sido las mismas que de día trabajaban para Delfos, pero el
Pluriempleo tal vez haya sido moneda corriente en el santuario.
Todo había quedado al desnudo ante Luis. Poderosamente filtrada la información por su sentir, los puntos se unían más allá del análisis mental, había que poder concatenar la información con mas elementos que el raciocinio, cuerpo, mente y alma es el hombre, y todo es necesario para entender esta realidad física que nos han creado.
Los hombres se postraban antes las pitonisas, hacían su consulta. Ellas bajo el efecto de los vapores subterráneos que pasaban bajo el templo, aquellos que emanaban hasta dejarlas en trance, contestaban con un idioma ininteligible para los visitantes, unos sonidos guturales que ponían los pelos de punta, unos mensajes que oportunamente traducían los monjes asignados como el segundo eslabón entre Delfos y el visitante, aquellos monjes que durante semanas habían recogido la información suficiente de todas las ciudades, daban respuestas a las cuestiones desde el conocimiento de las labores de inteligencia que habían realizado. De nada serviría el esfuerzo de la guía para llenar de misterio y magia al Oráculo, solo era un juego de poder, el único misterio de Delfos era el del esfuerzo de los deportistas.
El poder de Delfos declinó con el tiempo , cuando el templo de Dionisio fue mudado a otros lares, la espera sin vino y sin sexo no invitaba a la presencia de los señores importantes. Un fallo de marketing del Google analógico más antiguo del hombre fue el declive del mayor centro de poder de la Grecia antigua.
Cualquier parecido con la realidad y sus métodos es pura coincidencia
ResponderEliminar